La hidroterapia es el tratamiento que se realiza mediante el agua. Se tratan enfermedades, lesiones y hasta determinados trastornos. Este tipo de terapia ha demostrado ser efectiva desde hace muchos años, e incluso siglos: se lleva utilizando desde la época de los griegos. En aquel entonces, esta civilización usaba las propiedades de la hidroterapia con fines médicos y espirituales, y su uso ha persistido hasta día de hoy.
¿Quieres conocer más sobre cómo ayuda al tratamiento de lesiones? En ese caso, te recomendamos que eches un buen vistazo a nuestro Máster en Tratamiento de Lesiones y Rehabilitación Deportiva.
Índice de contenidos
¿Qué es y para qué sirve la hidroterapia?
La hidroterapia es un tratamiento que hace uso del agua para tratar ciertas patologías. Se aplica también como preparación física de cara a una intervención quirúrgica, e incluso en ejercicios de rehabilitación después de una operación. En este sentido, la rehabilitación ortopédica ha adoptado entre sus protocolos este tipo de terapia.
Y es que, en comparación con los ejercicios de rehabilitación que se llevan a cabo en un gimnasio, permite tener un mayor control del cuerpo. Esto hace que el paciente pueda hacer ejercicios más complejos o difíciles para fortalecer sus huesos o articulaciones. Además, realizar este tipo de actividades debajo del agua permite al paciente mejorar su tono muscular, su postura y también el equilibrio.
Diferencia entre hidroterapia y natación deportiva
Se trata de dos procedimientos totalmente distintos, pero hay personas que pueden confundir estos dos términos. A la hora de diferenciarlos, debemos tener en cuenta que tienen finalidades y persiguen objetivos totalmente diferentes. Asimismo, las exigencias físicas tanto de uno como de otro son distintas.
La hidroterapia persigue la mejora del paciente. Tiene un objetivo terapéutico y busca recuperar todas las capacidades del paciente. Por el contrario, la natación es una disciplina deportiva que requiere de un mayor esfuerzo. Está enfocada hacia la competición y requiere de una preparación muy exigente.
Tipos de hidroterapia
En función del objetivo que persigamos con esta terapia, nos decantaremos por uno u otro. Podemos diferenciar hasta 3 tipos de hidroterapia diferentes, que son los siguientes:
Hidroterapia mecánica
La hidroterapia mecánica es aquella que se basa en la realización de movimientos. Dentro de ella podemos encontrar cuatro subcategorías:
- De empuje. Actúa cuando el cuerpo se sumerge en el agua. Ayuda a ejercitar los músculos a las personas que cuentan con una movilidad reducida, ya que el peso de alguien en el agua es menor del habitual.
- De compresión. En este caso, la aplicación del agua se concentra en una zona concreta del cuerpo y se crea presión en aquellos músculos, venas o nervios. Es un método efectivo para conseguir que el paciente se relaje y, también si queremos tratar varices.
- Resistencia hidrodinámica. Consiste en realizar ejercicio debajo del agua. La resistencia que encontramos en superficies líquidas no es la misma que la del aire, lo que funciona para fortalecer nuestros músculos.
- Presión. A través de aplicar agua con duchas o con chorros buscamos la relajación o estimulación del sistema nervioso del paciente.
Hidroterapia térmica
Este tipo de tratamiento consiste en jugar con la temperatura del agua. Así, si aplicamos agua caliente conseguiremos que el paciente se relaje. No solo eso, sino que también servirá como sedante, para relajar el tono muscular o mejorar la circulación sanguínea, por ejemplo.
En el caso del agua templada, se usa principalmente por sus efectos sedantes, mientras que el agua fría tiene otras funciones igual de interesantes: estimula el sistema circulatorio y aumenta el ritmo cardíaco. Al mismo tiempo, el agua fría sirve también como tonificante muscular, antiinflamatorio o tratamiento complementario en determinadas patologías del ámbito psiquiátrico.
Hidroterapia química
En este caso, se usa el agua junto a sustancias químicas que pueden ser o bien propias o que se les pueden añadir. Los tipos de agua que podemos encontrar en la hidroterapia química son el agua clorudada, el agua sulfatada, el agua ferruginosa y el agua sulfurosa.
Fundamentos de la hidroterapia
Hay una serie de bases científicas que convierten esta terapia en un buen tratamiento y que permiten entender mejor cómo funciona. Así, los 4 fundamentos de la hidroterapia son los siguientes:
Principio de Arquímedes
Arquímedes determinó que “un cuerpo sumergido en líquido sufre un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido que desaloja”. Esto provoca que el peso de la persona se reduja hasta en un 90%, lo que favorece el realizar ejercicios de rehabilitación y reduce notablemente el impacto que reciben las articulaciones.
Fuerza de rozamiento
Este principio establece que el movimiento de un cuerpo dentro del agua dependerá de su tamaño y de su rapidez. El rozamiento del agua será mayor conforme estos dos aumentan, lo que favorece que se fortalezcan los músculos al adaptar el esfuerzo a cada cuerpo.
Presión hidrostática
Esta es la presión que ejerce un líquido sobre un cuerpo sumergido en él. Debido a ella, el perímetro del tórax y del abdomen disminuyen y favorecen el ascenso del diafragma. Este proceso facilita el trabajo de los músculos espiratorios.
Estímulos térmicos y mecánicos
El agua tiene muy buena capacidad de conducción del calor y de absorción. Esta característica estimula la dilatación de los vasos y mejoran la circulación de la sangre.
Beneficios y contraindicaciones de la hidroterapia
Así, la hidroterapia es un tratamiento de lo más efectivo para una gran cantidad de enfermedades y circunstancias por los numerosos beneficios que puede aportar. Estos son los pros de realizar esta terapia acuática:
- Favorece la respiración y la circulación de la sangre.
- Relaja los músculos e incluso la mente del paciente.
- La vasodilatación y el efecto relajante producen un efecto analgésico.
- Reduce las contracturas.
- Mejora el sistema inmunológico.
- Disminuye el impacto sobre las articulaciones.
- Favorece el equilibrio.
- Aumenta la fuerza de los músculos.
- Facilita los movimientos.
- Reduce la ansiedad ante la terapia.
No obstante, a pesar de que presenta una gran cantidad de beneficios, debemos tener en cuenta que no se recomienda para todo tipo de pacientes. No son muchas las contraindicaciones, aunque existen algunos casos en los que la aplicación de esta terapia debe hacerse con cuidado o, incluso, eliminarla del tratamiento. Los casos son los siguientes:
- Procesos infecciosos.
- Enfermedades de la piel.
- Insuficiencia circulatoria.
- Insuficiencia renal.