Existen muchas teorías de la personalidad que buscan explicar porqué somos como somos. Desde nombres tan destacados como Jung o Freud hasta otros menos conocidos como Kelly o Allport. Todos ellos fueron grandes psicólogos de la personalidad, pues todas sus aportaciones intentan explicar qué nos hace iracundos, tímidos, extrovertidos, etc. Es por ello que en este post hemos querido profundizar en las teorías de la personalidad más conocidas, conociendo sus fundamentos. Y recuerda que puedes ampliar tus conocimientos en psicología a través de nuestro máster online en salud mental. ¡Síguenos!
Índice de contenidos
¿Cuáles son las teorías de la personalidad?
La personalidad es uno de los conceptos más complejos abordados en la psicología. Seguro que muchas veces te has parado a pensar por qué eres tan diferente de la gente que te rodea. ¿Qué es lo que nos hace especiales y únicos? Son muchos los elementos que influyen en el crecimiento de una persona, como son sus vivencias, el entorno donde ha crecido o el desarrollo de su personalidad.
Es por ello que aquí hemos reunido precisamente las cinco teorías de la personalidad más importantes. Toma nota:
Teorías de la personalidad de Freud
La propuesta de Sigmund Freud se centra en una división de la mente en 3 partes: el Ello, el Yo y el Superyo. Cada uno de estos segmentos responde a una parte de nuestra mente. El Ello es la parte más impulsiva y primitiva y el Superyo es la lógica y racional. En medio de las dos encontramos el Yo, encargado de regular los impulsos y equilibrar la balanza.
Freud afirmaba que la personalidad se construye a lo largo del desarrollo basándose en los conflictos que debe superar una persona, y en los equilibrios que va creando entre las partes o sistemas de su mente.
Teorías de la personalidad de Jung
Por su lado, Carl Jung defendía la idea de que la personalidad tiene dos caras: la parte que nos sirve para adaptarnos al medio y que es la que ven los demás, y la “sombra”, formada por todo aquello que el sujeto no considera admisible.
En función de hacia dónde se dirijan las inquietudes del individuo, si al exterior o si al interior, se irá construyendo la personalidad. Es decir, un individuo va a reflejar su personalidad en función de si es más sensitivo o intuitivo y si tienden a centrarse más en el pensamiento o en el sentimiento.
Teoría fenomenológica de Carl Rogers
Rogers propone, por su lado, que cada persona tiene su forma de ver el mundo y que la conducta dependerá de eso. La personalidad viene dada, además, por el concepto que tenga de sí mismo. Es decir, que su voluntad de mejorar, el amor que reciba y la autoestima van a formar su personalidad.
En el caso de que su autoconcepto no se corresponda con uno de estos factores, se va a producir una incongruencia. Por ejemplo, si la persona cree que merece ser muy querida pero no recibe amor, se va a crear una incongruencia. Cuando esto ocurre, y según la teoría de Rogers, la mente utiliza medida de defensa para ocultarla de su parte consciente.
Teoría de los constructos de Kelly
George Kelly considera que cada persona tiene una representación de la realidad propia y actúa científicamente para dar una explicación a lo que le rodea. Según Kelly, la personalidad se construye como un sistema jerárquico de constructos personales dicotómicos que tienen influencia entre sí. Estos forman una red con elementos nucleares y periféricos mediante los cuales intentar dar una respuesta y hacer, también, predicciones de futuro. La conducta se motiva al intentar controlar el medio.
Teoría de la personalidad ideográfica de Allport
Finalmente, encontramos la teoría propuesta por Gordon Allport. Considera que cada individuo es único y que somos entes activos enfocados hacia el cumplimiento de metas. Allport afirma que todos queremos que nuestra conducta sea consistente, así que actuamos para crear un sistema en el que podamos serlo.
Elaboramos maneras de actuar o de expresar la conducta que nos permiten adaptarnos al medio, y según las conductas que tengan más influencia en nosotros, los rasgos van a ir variando y construyendo, así, la personalidad.
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