Ante una hemorragia, es muy importante saber actuar, sobre todo si el sangrado es abundante y no cesa. De no ser así, la persona afectada puede perder mucha sangre en poco tiempo, quedándose inconsciente y entrando en parada cardiorespiratoria. Por lo que, si quieres conocer los tipos de sangrado que se dan, para así saber diferenciarlos y poder aplicar primeros auxilios, sigue leyendo. Y recuerda que puedes enfocar tu futuro profesional hacia el sector sanitario a través del curso Auxiliar de Enfermería Geriátrica. Adquirirás una serie de habilidades y conocerás las técnicas necesarias para cuidar a pacientes de la tercera edad.
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¿Qué es una hemorragia?
Una hemorragia es una salida, pérdida o derrame de sangre que se produce dentro y/o fuera del cuerpo, provocando la rotura de uno o varios vasos sanguíneos. El sangrado debe ser controlado rápidamente, porque si la pérdida de sangre es muy abundante, puede incluso provocar la muerte del paciente.
La pérdida de sangre puede estar causada por traumatismos, abrasión o erosión de la piel, así como por un arma de fuego, un objeto cortante o punzante. En los casos más extremos, pueden suceder por aplastamiento, explosión o por mordedura.
Asimismo, una hemorragia puede provocar una serie de complicaciones para la salud, como es:
- Anemia. A causa de la pérdida de sangre, la persona puede padecer fatiga y palidez.
- Síncope. Se suele producir a causa de una hemorragia abundante, provocando mareos, sudoración, náuseas, debilidad, respiración agitada e hipotensión.
- Shock. Sucede cuando hay una gran pérdida de sangre y que puede llegar a dañar los órganos, provocando un paro cardíaco.
Tipos de hemorragias
Existen diferentes maneras de clasificar los tipos de sangrado, pudiéndolos identificar, conocer su gravedad y saber cómo actuar. A continuación, te los diferenciamos.
Según el tipo de vaso sanguíneo
- Hemorragia capilar. Es el tipo de hemorragia más común y menos grave, porque son heridas superficiales y con poco sangrado.
- Hemorragia venosa. La sangre sale directamente de una vena, de forma continua y de un color rojo oscuro.
- Hemorragia arterial. Es la más grave, porque la sangre, de un rojo intenso, sale directamente de una arteria y a impulsos, provocando una gran pérdida.
Según el origen
- Hemorragia externa. La sangre sale al exterior del cuerpo a través de una herida, siendo los brazos y piernas las zonas más comunes donde se producen.
- Hemorragia interna no exteriorizada. Suelen ser hemorragias venosas o arteriales, acumulándose la sangre debajo de la piel o en el interior del cuerpo. Suelen estar causadas por fuertes golpes o accidentes de tráfico.
- Hemorragia interna exteriorizada. Hay una rotura de los vasos sanguíneos internos y la sangre sale fuera del cuerpo a través de los orificios naturales del cuerpo, como es la boca, el oído, la nariz o el recto.
¿Cómo podemos actuar ante una pérdida de sangre?
En primer lugar, para detener una hemorragia externa debemos actuar con rapidez y calma, ya que la vida de la persona herida no pueda correr peligro. Seguidamente, deberás aplicar los siguientes pasos:
- Acuesta a la persona herida. La cabeza debe estar más abajo que el tronco o las piernas, facilitando que el flujo sanguíneo se dirija hacia el cerebro. Si la herida está en alguna de las extremidades, deberás elevarla para que disminuya el flujo.
- Limpia con una gasa estéril y suero fisiológico la herida.
- Aplica presión directamente sobre la herida, con un paño limpio y hasta detener el sangrado. Cuando se detenga, envuelve la herida con un vendaje compresivo.
- Si el sangrado no para, comprueba el pulso y ejerce una compresión firme y constante con los dedos.
- Si el sangrado reaparece o no para, se debe acudir inmediatamente a un centro médico.
Por otro lado, en el caso de una hemorragia interna deberás:
- Acostar a la persona herida y elevar sus piernas
- Comprobar el pulso y la respiración y cubrirlo con una manta
- Pedir ayuda rápidamente para que trasladen al herido a un centro médico.